domingo, 26 de junio de 2011

Si te vas a poner en marcha...

¿Qué llevar en el macuto cuando uno se echa a los caminos, como muchos se disponen a hacer estos días? Pues lo primero, a mi modo de ver, es pan y vino. Con pan y vino se hace el camino, y qué es compartir, sino partir el pan y repartirlo, haciéndose así compañía y compañeros. Pan y vino como el de la escritora Aurora García, cuando quiere dejar el camino/ sembradito de esperanza...Para sembrar los caminos/ de esperanza y de bondad/ como el pan y como el vino/del Príncipe de la Paz. Ese pan que a Gabriela Mistral le evoca recuerdos de su infancia, de su madre y de su tierra: en mis infancias yo le sabía/ forma de sol, de pez o de halo/ y sabía de mi mano su miga/y el calor de pichón emplumado. Y el vino, ay, el vino de la trotaconventos Celestina, que nadie como ella le ha hecho al vino un elogio así: con dos jarrillos de estos que beba, cuando me quiera acostar no siento el frío en toda la noche. De esto forros todos mis vestidos cuando viene la Navidad; esto me calienta la sangre, me sostiene contino en un ser, me hace andar siempre alegre, me para fresca...quita la tristeza del corazón más que el oro y el coral, da esfuerzo al mozo y al viejo fuerza, pone color al descolorido, coraje al cobarde, al flojo diligencia, conforta los cerebros, saca el frío del estómago... No tiene sino una tacha: que lo bueno vale caro y lo malo hace daño.
Pan, vino y aceite, para completar la despensa mediterránea y tener así un buen aliño para aquello que encontremos por las huertas, los campos y las tiendas de nuestros pueblos. El aceite de Neruda y su oda, por ejemplo, cuando le ensalza como recóndita y suprema/ condición de la olla,/ pedestal de perdices,/llave celeste de la mayonesa,/ suave y sabroso/ sobre lechugas/ y sobre natural en el infierno/ de los arzobispales pejerreyes..., que son unos peces.
Y naturalmente sal, para surcar la senda/ oblicua de la noche y no perderse/ la sal para encender la sed/ del mundo y volver a convocar/ la lluvia... decía Laura Giordani.
Y a ello le añadiría queso, porque el queso es la despensa de Sancho en el Quijote, y porque según Momselet: Queso, poesía/ perfume de nuestras comidas/ si no te tuviéramos, ¿qué sería la vida?
Que aproveche.

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