domingo, 27 de junio de 2010

Gastroliteratura canibal

Leo la noticia de que un pobre desgraciado, Nicolas Cocaign, ha sido condenado a 30 años por comerse los pulmones de un compañero de celda. De vez en cuando un fogonazo informativo caníbal como éste me recuerda que el canibalismo también existe. Existe en la vida rea. En el teatro, como en la versión que La Fura dels Baus está realizando del drama de Shakespeare "Titus Andrónicus", en cuyo original no faltan escenas caníbales. Existe en la música, con grupos como Cannibal Corpse. En el cine, con la saga de Hannibal Letcher, protagonizada por Anthony Hopkins, que en 1999, también protagonizó la versión cinematográfica de "Titus", dirigida por Julir Taymur con Jesica Lange de compañera de reparto. Y cine y literatura se mezclaron con el drama de "¡Viven!", aquellos jugadores de rugby supervivientes de un accidente aéreo que tuvieron que comer carne de sus compañeros muertos para sobrevivir.
Desconozco si a estas alturas alguien ha publicado "Instintos caníbales" o "12 días", de José Luís Calva Zapata, al que la policía detuvo con las manos en la masa, que en este caso era un brazo femenino en la mesa de la cocina, para zampárselo y seguir aportando experiencias a su libro. Los curiosos del tema tienen, además de la tragedia de Shakespeare, el maravilloso libro de Edgar Allan Poe "Las aventuras de Arthur Gordon Pym"; el sugerente "Manual del Caníbal", de Carlos Balmaseda; el sorprendente, estresante y divertido (humor negro) "La merienda del diablo", de Amadeo Brignole, o el práctico de Roland Topor, "Cocina caníbal", que puede tener su continuidad en el tremendo "Canibalismo ocasional", de Shiguro Takada --imaginar a un cocinero japonés manejando los cuchillos ante un cuerpo humano, estremece--, más ensayo que novela, como el de Manuel Moros Peña "Historia natural del canibalismo" o "El banquete humano", de Luis Pancorbo.
No he indagado si la poesía ha hollado o no estos terrenos, pero sí tengo recogido un poema de José Paulo Pas, "L´affaire Sardinha", que recoge lo ocurrido al obispo Sardhina: "El obispo le enseñó al indio/ que el pan no es pan, sino Dios/ presente en la eucaristía./ Y como un día le faltase/ el pan al indio, éste se comió/ al obispo, eucaristicamente". Lo cual da para otro tema, que sería el canibalismo simbólico de la misa cristiana, los huesitos de santo, el este niño está para comérselo o ven, cariño, que te voy a comer. Tremenda la imagen simbólica del Saturno de Goya comiéndose a uno de sus hijos. Pero esto, como digo, queda para otro momento.

viernes, 25 de junio de 2010

Sobre las intenciones de este blog

Comienza aquí una aventura que llevo tiempo con ganas de emprender. Tiene que ver con la literatura y la gastronomía, que puede entenderse como literatura gastronómica, como gastronomía literaria, o sencillamente como libros en los que aparece en algún momento de su lectura algo relacionado con la comida y la bebida. Caben, así, los clásicos: desde las hambrunas de Lazarillo o Sancho, a los elogios al vino de Celestina. De igual forma, los modernos, entre los que está como una referencia Joanne Harris, autora de "Chocolat", entre otros títulos de recomendada lectura. Y ya puestos, alguna referencia que aparezca en libros de otro género, como el que leo estos días, "La cátedra de la calavera", ambientado en Salamanca y en el que no falta el hornazo o el ambiente tabernario en una reunión de estudiantes del Siglo de Oro. Ni más, ni menos. Toda una aventura, en la que será preciso mezclar información y opinión, así como reclamar ayuda a quien aterrice en este espacio. para que sume comentarios y datos, con el agradecimiento por ello de antemano. Vamos a ver cómo sale y cómo salimos de ésta. Salamanca, 25 de junio, 2010.