lunes, 19 de octubre de 2015

La cuchara

La primera cuchara que conoció el ser humano fue su propia palma de la mano. La segunda fue una copia de la primera hecha en hueso o madera- Después vendría la de metal. Pablo Neruda también lo dejó escrito en su Oda a la Cuchara: "aún/ se ve en tu forma/ de metal o madera/ el molde/ de la palma/ primitiva". Y así, los manuales de hostelería nos hablan de la cuchara sopera, de la de cóctel y su prima, la de las ostras<; la cuchara de café con leche y la de café o moca.
Hay una cocina de cuchara que nos traslada al hogar, al otoño y al invierno, a los guisos, caldos y sopas, y estas a aquel poema de Andrés Catalán y Ben Clark que habla de una sopa de receta antigua: "un secreto guardado por todas las mujeres que alguna vez amaron en los meses de frío".
La cuchara, pues, nos da calor en este otoño que se asoma al frío. Frío de Nueva York, como el que conoció Federico García Lorca cuando fue poeta en Nueva York y vio al rey de Harlem aquella noche "con una durísima cuchara arrancaba los ojos a los cocodrilos/ y golpeaba el trasero de los monos".
Segúnn Corominas la cuchara está entre nuestras palabras desde 1112, cuando Nueva York no era ni idea. Hay que leer "La cuchara de la tierra", de Ki Young Hyun, recordar que "La cuchara de plata" es la biblia de la cocina italiana, y que la cuchara de madera nadie en el rugby la quiere.
La cuchara... solo ella sabe de los lamentos de la olla.

Gabriel Celaya nos dejó escrito "No cojas la cuchara con la mano izquierda/ no pongas los codos en la mesa/ dobla bien la servilleta. / Eso, para empezar". Miguel Hernández , en su dramático poema dedicado al hambre, dice que esta que "se ejercita en la bestia y empuña la cuchara/ dispuesta a que ninguno/ se acerque a la mesa". Leyó este poema, sin duda, Federico Espinosa antes de escribir "cuchara no pierdas la fe/ todavía/ puedes llenarte de comida/ y curarle/ la herida al niño,/ esa herida/ de hambre que le quema/ el estómago".

Menos mal que hay visiones menos dramáticas alrededor de la cuchara, como la de María Elena Walsh imaginando una vaca, rara, que come con cuchara, o aquella canción de Luis Pimentel "tac, tac, tac/ cuchara de pau/ cunca de madeira/ o meu nenu/ está na lareira.."