jueves, 10 de marzo de 2011

San Patricio, verde, col y cerveza

La fiesta de san Patricio, patrono de Irlanda, no sería importante para Salamanca si no fuese por la presencia de irlandeses en la ciudad desde los tiempos de Felipe II con algunos años de ausencia: El Colegio de Fonseca o de los Nobles Irlandeses no fue su única sede, aunque sí la más destacada. Los irlandeses de hoy son "erasmus" que celebrarán en conocidos pubs salmantinos su fiesta, vestidos de verde y apurando cervezas. Una bebida histórica, unida a la recolección del grano silvestre, descubierta más que inventada, como asegura Tom Standage en "La historia del mundo en 6 tragos". La cerveza está en los primeros testimonios escritos, en el Poema de Gilgamesh (2.700 a de C.) y en el catálogo de proverbios egipcios: "la boca de un hombre perfectamente satisfecho está llena de cerveza". Esto se aseguraba ya 2.200 años a. de C.
La expansión del vino desde el Mediterráneo hasta el centro y norte de Europa chocará con la cerveza, bebida cultural y religiosa de este espacio, de lo que reflexiona Luís Jacinto García en "Comer como Dios manda". Por ese componente religioso y por haber sido introducida por cerveceros de Carlos I, la España del Siglo de Oro repudia la cerveza, que Lope de Vega compara con orín de algún rocín con tercianas, en su "Pobreza no es vileza", y de forma similar, casi idéntica, encontramos un texto en el "Estebanillo González". Mateo Hernández, en "Guzmán de Alfarache" señala que el peor vino "nos dejaba el gusto peor que de cerveza" y hasta el mismísimo Marcelino Menéndez Pelayo, en 1882, proclamaba que "el fermento de la insípida cebada, en la cabeza, sombras y pesadez va derramando".
La visión de la cerveza hoy ha cambiado en nuestros escritores: Manuel Vicent, en su "Comer y beber a mi manera" recomienda una Guinness en el Davy Byrnes de Dublín en honor de James Joyce y su "Ulises", texto lleno de referencias a la cerveza: "un tren que llegaba golpeteó estrepitosamente encima de su cabeza, vagón tras vagón. Los barriles le chocaron dentro de la cabeza: cerveza negra sin fuerza se le desparramó y rebulló dentro..." Da que pensar lo que explica Philippe Deherm en "El primer trago de cerveza y otros pequeños placeres": "el primer trago de cerveza es el único que vale la pena. Los siguientes, cada vez más largos, más anodinos, sólo te dejan una sensación de pastosidad tibia, de abundancia despilfarradora. Tal vez en el último resurge, con la desilusión de terminar, una apariencia de nervio...bebemos para olvidar el primer trago".
La cerveza está en Bukowsky, Harry Potter, Stve Huxley, Irvine Welsh y muchos otros autores. Una bebida con todas las letras. Que aproveche y feliz día de San Patricio.

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