jueves, 27 de enero de 2011

Con permiso de San Antón

No es San Antón todo lo que reluce, por más que andemos estos días de matanza en matanza y aún nos dure la resaca de los sanantones. Llegan en los próximos días tres citas con mucha tradición: las Candelas, San Blas y las Águedas. La primera, la fiesta de la Candelaria, Candelas o Purificación, recuerda el tiempo en el que las recién paridas debían pasar una cuarentena purificadora antes de regresar al templo, lo que hacían con una ofrenda: en el caso de la Virgen una paloma. La candela o vela, unida a esta cita, enlaza, con la hoguera, con el fuego purificador. La gastronomía en tan señalada fecha viene por la elaboración de las picas o roscas decoradas en La Alberca, donde se bendicen en la mañana de las Candelas al tiempo que se procesiona alrededor de la iglesia. Antes, también, se bendecían las velas como elemento protector frente a las tormentas. La forma de rosca la vamos a encontrar también en El Barraco, Ávila, donde los mozos rondan con la rosca del mayordomo. En nombre de Candelario ya señala algo con relación a este día, que lo es grande en la localidad: sale la patrona de procesión y lo hace con una vela de la que está pendiente todo el pueblo pues si al regreso a la iglesia sigue prendida será un año bueno de castañas; en caso contrario... Es el día en el que los niños se presentan en el templo y hay subasta de productos propios. Y desde hace algunos años con motivo de la fiesta se celebra el Día del Chorizo, si quiera para recordar el que fue gran producto de la localidad hasta que la industria, la emigración, Guijuelo... lo fue restringiendo. Qué tiempos aquellos en los que la temporada de matanza dibujaba un dramático Candelario con miles de reses sacrificadas, pues aquel mítico chorizo combinaba ternera y cerdo. Será preciso recordarlo en otro momento. También se le llama Día de las Chichas. En Miranda del Castañar, igualmente, por los mismos motivos, están ese día pendientes de la candela que acompaña a la Virgen. Hay convite en Herguijuela de las que han tenido niño y de las abuelas, y de dulces en La Fregeneda.
San Blas, más allá de las gargantillas, nos deja en afán por los chochos de los farinatos, otra vez junto a la hoguera, pero también la devoción por los hornazos de los de La Fregenda, que salen al campo por primera vez de unas cuantas a dar buena cuenta de él. También en Mozárbez, la fiesta de San Blas, viene acompañada de gastronomía: unas veces son sardinas, otras parrillada de costillas, no falta la chanfaina y hasta las patatas meneás.
Por ahí fuera, en La Andrada, se reparten bollos de san blas, que son roscas en Lerma y protegen la garganta; en la leonesa Sabero, cuelgan frutas y rosquillas y caramelos y hasta tabaco en un árbol junto a la ermita; en la palentina Carrión de los Condes, los niños echan a rodar naranjasm igual que en el vecino Villalobón procesionan al santo con cuatro roscos. Que aproveche.

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