Pero los hornazos no sólo están en los diccionarios, también en la literatura. Lope de Vega (cómo no) en su Peribáñez y el comendador de Ocaña escribe: "No hay pies con zapatos nuevos/ como agrandan tus amores;/ eres, entre mil mancebos,/ hornazo en Pascua de Flores/ con sus picos y sus huevos". Otro dramaturgo, Tirso de Molina, en "Tanto es lo de más como lo de menos" escribe este diálogo entre dos personajes: ¿Qué parecen valonas que adornan calvas? A lo que le responde otro: "Los hornazos de güevos, que dan por Pascua". Y es que en los siglos XVI y XVII solía decirse aquello de "Pascua de flores, tiempo de hornazos". Y hasta tenemos un refrán que señala que "año derechero, las castañas al sol y el hornazo al humero".
Lo cierto es que no en todas partes el hornazo es como el salmantino. Más bien se asemeja mucho a lo que conocemos como mona de Pascua, que se describe así en el Diccionario de la Academia de la Lengua de 1783: "torta o rosca que se cuece en el horno con huevos puestos en ella con cáscaras por Pascua de Flores, que en otras partes llaman hornazo". Torta o rosca, así es, y así se recoge en el libro La verdadera poesía castellana de Julio Cejador: "Y en viendo sus embarazos/ pensé traía en brazos/ muchas roscas de hornazos/ que por Pascua solen haber". Y qué pinta el huevo en todo esto. Quizá aclare su vínculo con la Pascua esto que puede leerse en el Diccionario de Símbolos y Mitos, de J.A, Pérez-Rioja: la forma en la que el polluelo sale del cascarón sugiere, en el cristianismo, que el huevo sea considerado como un símbolo de la esperanza y la resurrección. El huevo, insiste, el huevo de Pascua, sugiere la idea del despertar de la naturaleza. Francesca Rigotti en su "Filosofía en la cocina" señala que es una vieja idea que la vida y hasta el universo salió de un huevo. Quizá por ello, vemos estos días tantos huevos de chocolate y llamativos colores en las pastelerías, o a los niños de algunos pueblos decorarlos y echarlos a rodar por la ladera de una colina, a pedirlos por las casas para la merienda de Resurrección y Pascua, como ofrenda... El huevo está presente en el altar y la mesa de los judíos y los cristianos. Y es un tema inagotable.
Volvamos a los hornazos para encontrarnos con el maestro Julio Caro Baroja, que en su libro Ritos y mitos equívocos, señala que "En castilla y otras partes de españa al pan o torta o rosca con huevos que se regala a los niños o al predicador después del sermón de gracias, el día de Pascua, se denomina mona y hornazo...Y añade que su origen hay que buscarlo en la antigüedad pagana, es probable que la fiesta de San Marcos, con su aire extraño, agrícola, pueda dar la clava de ellos mejor que la Pascua" Y apunto que el hornazo, como la mona, que proviene del árabe munnia, obsequio, eran una ofrenda, pero ¿a quién o a qué? Continuará, pero, de momento, que aproveche.
Hola Chago! mira tu por donde te encuentro aquí y yo sin saberlo.... pues nada que desde ahora no dudes que te sigo compi!
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Rosa Barrios