Me pregunto quién no conoce o imagina una tabernera así.
Y, efectivamente, el héroe Gilgamesh, mito, rey de Uruk, en Sumeria, hace cinco mil años, cuya vida se escribió en tablillas y su vida dio lugar a la Epopeya o Poema de Gilgamesh, llega a la taberna de Siduri donde comienza a presumir de sus hazañas para ir, poco a poco, cayendo en una especie de melancolía, producida por la cerveza, la reflexión y seguramente la propia tabernera, que le recuerda que sólo los dioses perduran en eterna vigilia, por lo tanto él es un ser mortal, y le anima, por ello a cantar y bailar hasta su segura partida, y a disfrutar de comidas calientes y jarras frías de cerveza. Aquella cerveza altamente alcohólica muy parecida a la bouza que aún hoy es posible beber en Sudán o Egipto. La receta de esa cerveza, incluida en el citado libro, parte de la fermentación en caliente de agua y trigo triturado, hogazas de pan de cebada o de trigo no del todo cocidas para preservar las enzimas de la fermentación; seguidamente se filtra el denso líquido y se deja posar en vasijas de barro.
El caso es que la hostelería, en especial la de tabernas y bares, debiera tener más en cuenta a esta figura mítica y milenaria, que es Siduri, y si alguien se anima a abrir un local de esas características, que se acuerde de ella.
Por cierto, ¿alguno conocéis alguna taberna con su nombre?
Que aproveche.
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