Si alguien se acerca estos días hasta Florencia y decide visitar la iglesia de San Lorenzo le recomiendo que no se pierda la exposición de libros de la Biblioteca Medicea Laurenzina (de Médicis y Lorenzo) que se muestra bajo el título de "Díaita". Se trata de un conjunto de volúmenes de los siglos XV y XVI de contenido sanitario pero relacionado con la salud. Merece la pena.
Algunos apuntes. Díaita sería injusto traducirlo como "dieta" en el sentido más contemporáneo. Lo dice Donatella Lippi: "...il termine "dieta" non indicava, como oggi, l´adattamento della razione alimentare allo stato e alle condizioni biometriche del l´individuo, ma aveva un significato più vasto, allargandosi a comprendere tittui gli ambiti che l`uomo avrebbe pianificare di sua iniziativa, in quanto non determinati in modo automatico della natura". Este texto esta sacado del libro-catálogo de la exposición editado por Mandrágora con el título de "Díaita" Le regole della salute. Imagino que no estos datos se podrá conseguir por internet el libro (120 páginas y pequeño formato), como ya casi todo.
La exposición impresiona por el título de las obras, el tipo de letra, su antiguedad y en muchos casos su iluminación o ilustración, aunque el mayor escalofrío me lo llevé al tener a escasos centímetros de mis gafas el "De re coquinaria" de Apicio, traducción de la única obra gastronómica romana que ha llegado hasta nosotros con hechuras de libro y de un mito de la gastronomía de la época, como Apicio. Por cierto, hay una edición de lujo para los interesados: "De re coquinaria" de Marco Gavio Apicio, subtitulada "Antología de recetas de la Roma Imperial", edición de Attilio A. Del Re en Viennepierre Edizioni, Milano 1998, que en España editó Alba Editorial. Es mucho más que el mítico De re coquinaria, porque incluye un amplio estudio de la despensa y la cocina romana.
Para entender que en la Edad Media y el Renacimiento la dieta abarcaba lo que uno debía comer en función de su biotipo, actividad y salud, hay tres obras de referencia, las tres en la editorial "La Val de Onsera". La primera "Dietética medieval", de Juan Cruz Cruz. La segunda, "La cocina mediterránea en el inicio del Renacimiento", del mismo autor, y la tercera "La alimentación en el Siglo de Oro", de María de los Ángeles Samper. En esta tercera se incluye el tantas veces citado libro del paisano Domingo Hernández de Maceras, en algunas recetas heredero de Martino da Como y Ruperto de Nola, cuyos recetarios se incluye en la segunda de las obras citadas. En la primera, el tesoro escondido en el "Régimen de salud" de Arnaldo de Vilanova, aunque leyendo el estudio de Cruz Cruz entiende perfectamente lo que transcribía de Lippi y en sentido del contenido de los libros de la muestra florentina. Sirvan como ejemplo algunos fragmentos del libro de Vilanova referidos al "De comer de las frutas": "los cuerpos templados no deben usar de la fruta en lugar de mantenimiento y comida, sino de medicina"... "usar de la fruta sólo para recreo impide la conservación de la sanidad"..."es buena la fruta para provocar el sueño que por causa de la sequedad del tiempo es impedido"... "no se debe comer a la una muchas suertes de fruta, aunque es los efectos y naturaleza se parezca" ... Y así con otros géneros. Algo de esta doctrina alimentaría quería impone el famoso médico que prohíbe al bueno y glotón de Sancho prácticamente todo lo que le ponen en la mesa. Y algo de esta doctrina late en la moderna nutrición. Pero esto ya es para otra historia. Bon appetit o que aproveche.
Florencia, por lo demás, maravillosa. Y en la Piazza de la Signoría hay un par de espléndidos restaurantes, de esos que conviene no perderse.
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